jueves, 26 de diciembre de 2013

Polos Iguales


No me impacienta que lo entiendas, 
quizás nunca lo escuches, 
ni valores lo que intento ser capaz de explicarme en un poema.

Y es que me resulta tan atrevido escribir sobre ti; 
es un reto escribirle a la perfección con los adjetivos perfectos.

Pero es que sostienes lo ojos más intensos que jamás me han mirado.

Y que cuando pisas,             (y siempre pisas fuerte), 
desarmas todos mis puntos cardinales, 
incluso el norte,       y mira si no quiero yo el norte...

Quiero gritarle al mundo entero que te tengo, que ya te he encontrado.

Pero tú no sabes de mi existencia, aunque sepas que existo; y yo, 
yo ya sabía de la tuya sin saber que existías.

(Porque un día huí, huí para conseguir encontrarte.)

Pero es que esta ciudad se vuelve tan exorbitante cuando necesito de tus vocales.

Y es que supongo que lo trágico de todo esto es que tú no te darás cuenta, 
que tu vida pasará al fino de la mía en copiosa sincronía, 
pero a mi siempre me poseerá la cobardía, 
ese miedo del que no me desharé para colarme en tu ropa.

Pero...¿sabes?,
a mi me sobra con que estés, aunque te parezca una osadía.

Y es que tu has sabido engranarme sin utilizar tus manos, 
y has pasado a formar parte del caos de mi tinta; 

mientras yo, 
yo me doy de ostias con la razón para que me explique porque estoy escribiendo todo esto,   
(y es que mis horas solo avanzan con sentido a tus caderas).

Porque tú eres una de esas razones por las que creo que vivo entre gigantes.

Por eso te agradezco los besos que no hemos tenido, 
ni que tendremos, 

porque ya sabemos lo que pasa con los polos iguales.

Pero no te engañes,   lo imposible es por definición posible;

así que tu sonríe, por favor, 
no dejes de hacerlo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario